miércoles, 9 de noviembre de 2016

     Ricardo Fernández Carreira


Nace el 10 de diciembre de 1881 en Caldas de Reis (Pontevedra), donde indica que toma contacto con una "murga aldeana" introduciéndose en el clarinete. Se traslada a Santiago con tan solo 19 años, siguiendo a su padre que había entrado como encargado en la fábrica de curtidos de Harguindey. Ingresará como meritorio en la Banda y recibe las primeras lecciones de solfeo y clarinete, hasta que el servicio militar lo obliga a dejar esta y trasladarse a la Banda del Regimiento de Zaragoza, donde amplía sus estudios, haciendo extensivo el conocimiento del oboe. Tres años más tarde (1905) y ya licenciado regresa a la Municipal previo examen de oposición, que le otorga la plaza de oboe en propiedad, además de pertenecer como intérprete de clarinete a la capilla de música de la catedral compostelana. Allí será donde entre en contacto con el maestro de capilla Manuel Soler Palmer, que será el que lo adiestre en lo que a armonía, composición, contrapunto y fuga se refiere.
            En 1909 renuncia a la plaza de solista segundo oboe en do, que desempeñaba en esta misma Banda para dedicarse a la dirección de la Banda de A Pobra do Caramiñal, hasta que en 1921 asume las riendas de la santiaguesa. Entremedias, en 1912 solicitará participar en la oposición a la plaza de director de la Banda de Música Municipal de Vigo y en 1914 rehúsa el cargo de director de la Banda de Talavera de la Reina.
            Fernández Carreira es el único director en la historia de la Banda Municipal compostelana -hasta el momento- que obtiene el cargo por oposición, aunque es relegado al cargo de subdirector y posteriormente pasa a ejercer la docencia en la Escuela de Música.
            Contrae matrimonio con María Rozas, fruto del cual nace Cayetano. En abril de 1932 enviuda, y tiempo después contrae segundas nupcias con Manuela Pereira Noya y nacen Ricardo (1938-) y Manuel (1940-†2011). Los tres descendientes pertenecerán también a la Banda como profesores.
                La escisión con la Banda Municipal tiene lugar el 1 de abril de 1952, cuando se jubila en su cargo. Poco tiempo antes de fallecer, la prensa informa que se encuentra gravemente enfermo, aconteciendo el trágico suceso el 15 de julio de 1959.
Compositor
            El corpus compositivo de Fernández Carreira abarca desde obras religiosas, ubicadas en el Archivo de la Catedral y en A Pobra; bandísticas, corales y orquestales, además de una ingente cantidad de adaptaciones de obras clásicas.
                Su principal objetivo era constituir una escuela musical gallega basada en el rico acervo que posee la cultura autóctona: «en manos de un músico de verdad, las melodías se estilizan y los ritmos adquieren su propio carácter».
            Una de las primeras composiciones fechadas es de 1916: La Montaña, con letra de Ramón Fernández Mato y música de Fernández Carreira. Se estrenará en el Teatro de la Comedia de Buenos Aires. Precisamente en ese momento Carreira había sido galardonado en un certamen en Santiago: «tiene Fernández Carreira tantas obras como galardones, y pese a su juventud, conoce nuestro tesoro lírico como muy pocos».
            Otra emblemática será la suite en tres tiempos, Galicia Pintoresca, interpretada por la Banda en 1924 y dedicada al nuevo arzobispo Manuel Lago González. Esta obra despierta el interés y la expectación meses antes, cuando la definen como: «una de las más bellas páginas de nuestra música que hasta la fecha se llevan escritas y que viene a demostrar plenamente la grandeza de nuestra música regional y el enorme tesoro que encierra». Y cinco años después: Adiós a Santiago, para coro, que se estrena en la fiesta gallega organizada por el coro Frores e Silveiras en el Teatro Principal en octubre de 1929. 
            Posteriormente surgen obras como la Sinfonía Regional Gallega, Airiños da miña terra o Arrenégoche. Y ya en plena madurez, es galardonado por segunda vez por el Centro Gallego de Buenos Aires con el primer premio por la suite en cuatro tiempos para gran orquesta A orillas del Umia, inspirada en sus primeros años en Caldas. El primer tiempo es una alborada, el segundo un alalá, el tercero lo construye sobre una muiñeira y el cuarto sobre una marcha de gaiteros o “paso de corredoiras”. El propio autor dice que podría pertenecer a la época de Mozart o cualquier otro autor clásico.
            En 1936 en el Boletín de la Asociación Nacional de Directores de Bandas de Música Civiles aparece un listado de obras musicales transcritas directamente de orquesta, donde hallamos arreglos de la Heroica de Beethoven, la Incompleta de Schubert, la obertura 1812 de Tchaikovsky, Rienzi de Wagner, El Carnaval Romano de Berlioz; al igual que adaptaciones de obras pianísticas como la Marcha Turca de Mozart, o La Canción india de Rimsky Korsakov, entre otras, con el fin de facilitarlas al gremio de directivos de bandas, que realizarían los pedidos al propio autor. Realmente su conocimiento de las técnicas compositivas era sublime y discernía perfectamente entre la música clásica y la "arcaica", como a veces matiza la prensa, con la incursión hacia sonoridades más arriesgadas y contemporáneas, pero con total control, expresividad y técnica.

            De su estancia en A Pobra do Caramiñal se conservan en aquella localidad varias obras religiosas: un Ave verum Corpus a 4 voces mixtas y órgano; Aquí, dulce silencio y En el Santísimo Sacramento, ambas a 2 voces iguales y órgano; No me mueve, mi Dios a una voz y órgano y O Jesu mi a 3 voces iguales y órgano, entre otras partituras manuscritas que posiblemente sean de su autoría.

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